16.10.12

Un contacto de otro mundo*


Sobre el III Encuentro Internacional de Ciencia Ficción en Guayaquil.

El recinto ferial parece un homenaje a Jorge Luis Borges, uno de los mayores escritores que ha tenido América del Sur. Sus pasillos como senderos que se bifurcan conforman un auténtico laberinto por el que se pierden con gusto los amantes de la lectura. En una de sus arterias está la sala Galo Galecio, el lugar elegido para las reuniones de la tercera edición de la Feria Internacional del libro.

El autor argentino es también una de las mayores influencias para quienes cultivan el género de la ciencia ficción. Él y Bioy Casares revitalizaron una corriente que permanecía alejada de lo que se consideraba literatura “seria”. Sin embargo, hoy en día aún permanece a la sombra del canon, y allí dentro las obras de Latinoamérica constituyen otra dimensión, minimizada todavía más que sus pares europeas o estadounidenses.

Entre los invitados al III Encuentro Internacional de Ciencia Ficción estuvieron el cubano Yoss Sánchez y el chileno Marcelo Novoa, autores y entusiastas de este género. Ellos mantuvieron el día domingo un conversatorio con el escritor ecuatoriano Jorge Miño. El diálogo lo moderó Denise Nader, narradora guayaquileña, fundadora y coordinadora de las Tertulias de Ciencia Ficción, una convocatoria mensual que busca difundir y discutir sobre esta corriente.

“El realismo no alcanza para definir al mundo”, afirmó Sánchez, y añadió que vivimos en medio de una fisura puesto que hay una generación a la que esta época le parece ciencia ficción. El auge de los teléfonos inteligentes y demás novedades de la tecnología es un universo extraño para gran parte de la población. Allí radica la vigencia de este tipo de literatura. Sánchez insistió: “La ciencia ficción es una necesidad, no está hecha para pronosticar sino que coloca en el mañana un espejo para vernos hoy… se la escribe para evitar la crisis”.

Novoa habló acerca de la tradición perdida pero que “está saliendo a la superficie, sin preocuparnos de estar validados por el llamado ‘Primer Mundo’. Las ideas de la ciencia ficción latinoamericana son infinitamente más potentes, en términos de espejo e identidad, que el realismo a secas”.

La literatura fantástica es para Novoa siempre metáfora de algo. “Se moja más los pies, a veces se resbala y cae, pero otras se mantiene en pie, como en el caso de 1984 (novela de George Orwell), una obra en la que se vieron distopías que luego se hicieron reales”. Más que metáforas, estamos ante respuestas a problemáticas actuales.

Hay un permanente conflicto entre los cultivadores del género y otros escritores más convencionales. Últimamente ha habido incursiones de autores como Michael Chabon, Michel Houellebecq y Rodrigo Fresán en un campo que no les pertenece. Para Novoa este coqueteo con la ciencia ficción es saludable porque permite la discusión y borrar los prejuicios. Sánchez piensa que no debe perderse la esencia contracultural y subversiva, que hay que alimentarse de lo prohibido y lo desagradable. Se trata de un campo de pruebas, la frontera entre “el pantano del underground y los escalones del mainstream”, según el narrador cubano.

En ese sentido Susana Sussmann, escritora venezolana que participó el año pasado en el encuentro y esta vez vino por su cuenta, agregó: “Estamos en la transición, estas incursiones hacen que el nombre deje de verse tan de segunda, luego el mercado editorial nos mira y nos sacamos el prejuicio”. Sin embargo, fue enfática al asegurar que la ciencia ficción es una literatura de ideas con un elemento especulativo. No siempre entra lo científico, puede haber también recreación histórica, pero el núcleo es el argumento, no el estilo.

A partir de la última feria surgió la idea de las tertulias, como una réplica de las que se llevan a cabo en Caracas y Buenos Aires. Con 10 reuniones realizadas hasta ahora, Denise Nader comentó que la idea es abrirse hacia otras disciplinas. “Nos agrupamos para conversar, pero no queremos dejarlo ahí, queremos hacer concursos, tener un programa de radio… Conectarlo con otros saberes”.

Para Nader la ciencia ficción siempre estuvo presente, desde pequeña la atrajo la astronomía y el espacio, pero “el género es muy autorreferencial, no es necesario conocer de ciencia; ocurre lo contrario, muchos se han acercado a ella a través de la lectura”.

La ciencia ficción es un apodo más que tiene la literatura, para Sussmann es una metáfora que busca reflexiones, que nos habla de los límites de ser humano. Jorge Miño, por otro lado, prefiere no jugar a las clasificaciones y comenta en tono jocoso: “Si alguna vez llegan los marcianos, todo lo que hemos escrito no será más que novela histórica”.

(*) Publicado en la revista Expresiones del diario Expreso, el 16 de octubre de 2012.