17.10.12

Cristian Avecillas: "El poema es un acto de convivencia con el otro"*


Entre vistazos a la ciencia ficción cubana o la historia del cómic en Argentina, pasando por la producción teatral chilena, la Feria Internacional del Libro también dedica un espacio para mirar hacia dentro. Un ejemplo es la presentación del poemario Estrategias para descarriar a una mujer, de Cristian Avecillas.

Ataviado con una camisa blanca y su infaltable sombrero de paja toquilla, a Cristian le preocupa el incesante turismo literario. Como ejemplo cita la proliferación de antologías internacionales en las que no siempre hay un trabajo de calidad. Él, dice, prefiere desarrollar su voz lírica y plasmarla en poemarios que den cuenta de su madurez como autor y no de la cantidad de amigos que puede conseguir o de los países a los que puede enviar sus versos.

Esta concepción de la escritura hizo que tardara ocho años en terminar Estrategias… “Soy pausado para escribir y no tengo prisa en publicar, uno tiene que ser consciente con lo que brinda al hipotético lector… El proceso fue relativamente corto, el tiempo del hombre no es el tiempo del poema”. Cree que es indispensable reposar la obra, pues “nuevas experiencias vitales harán que tome rumbos interesantes”.

Sucedió así con este libro. El hecho de obedecer a tres voces diferenciadas (una femenina, otra masculina y un coro) hizo necesaria una marginación espacial poco común. Todo bajo lapsos temporales con implicaciones cinematográficas: personajes, ambientaciones. Sin querer inventar nuevos discursos, el poema se justifica solo; incluso quitándole su estructura, que “no es la causa del libro sino una forma de llegarle al otro”.

Siguiendo una línea de amor convencional, el poemario se abre a varias posibilidades de lectura. Cristian Avecillas lo ve como el cortejo en la modernidad, “sin olvidar de donde vienen estas intenciones: Ovidio con El arte de amar; Geometría moral, de Juan Montalvo; y Fragmentos de un discurso amoroso, de Roland Barthes. Fueron sustento para un nuevo cortejo en tierra ecuatoriana, donde todo está caliente y es lírico”. Además recalca que ahora tenemos otra forma de estar en el mundo, y eso cambia las identidades masculina y femenina.

“La mujer ya no es el objeto sexual, por el contrario los hombres pasamos a convertirnos en objeto cuando la mujer asume su sexualidad libremente, su descarrío, y comanda poéticamente todos los órdenes de la vida amorosa”. Así es lo femenino en Estrategias… Una mujer que se deja sugerir, pero es actuante y decide, se deja conmover pero no convencer; un cuerpo de inteligencia propia. El hombre lo que hace es inventar artificios para retener. El coro es una voz divina, un oráculo que actúa e interviene.

La construcción del libro permite la forma de montaje teatral, con tres actores dialogantes. La mujer es tragedia; el hombre, comedia; y el coro, el drama; según las tres unidades aristotélicas de la creación escénica. La intención es traer algo clásico como el amor corpóreo a un momento de modernidad que vivimos a través del cine.

Sin embargo, “el poema no lo aguanta todo, tiene que haber ritmo, un salto de la belleza en la verdad, y un hombre detrás de eso, nunca una inconsciencia accidental que ponga palabras que solo provoquen extrañamientos. El poema no es terapia, no se trata de reportar inferioridades, o traumas infantiles, o las venganzas que tengo que imponerle al mundo. El poema es un acto ceremonial de convivencia con el otro, todo lo humano tiene que ser propuesto, todas las cosas que nos definen como especie”.

Actualmente se están preparando nuevas ediciones de este libro en Perú, México y Venezuela.

(*) Publicado en la revista Expresiones del diario Expreso, el 17 de octubre de 2012.