25.9.12

Las figuras de Gilbert Nader*


El peor día en la vida de Gilbert Nader fue cuando, siendo niño, se inundó su casa, situada en Puerto Azul, y perdió todos sus muñecos. Recordar las anécdotas que han marcado su afición lo pone nervioso y emocionado a la vez. Para este fanático de los cómics y todo lo referente a ellos, coleccionar no es tanto un pasatiempo sino un modo de vida.

“De niño siempre peleaba con mi hermano, una vez me dijo ‘ven a ver una cosa’, yo me asomé a la ventana y vi una bola de fuego abajo. Me señaló la repisa y vi que faltaban los muñecos de G.I. Joe. ¡Me los había quemado! Ese día casi lo mato”.

El valor de una colección radica, principalmente, en su estado de conservación. Los coleccionistas no juegan, solo reúnen objetos y se maravillan al verlos. A los 7 años, a Nader no le importaba tanto mantener sus juguetes dentro de una caja, se divertía con los autos de Hot Wheels y las figuras de acción del Capitán América, Superman, Batman, Spiderman, entre otros. Leía cómics y se imaginaba a sí mismo adentrándose en ese mundo. La intriga creció cuando supo más de la historia de cada personaje, su actitud y personalidad.

A los 8 años, comprendió que era un coleccionista. Cuando su hermana mayor se casó, la recepción fue en la casa de una de sus tías. En la noche, él tenía sueño y al irse a dormir a la habitación de un primo suyo, vio montones de muñecos en cajas y le dijo: “Primo, déjame jugar”, a lo que él le respondió: “¡Estás loco! Son intocables”. Tenía cuatro repisas llenas de muñecos y hasta hoy quiere que se los venda.

“Todo coleccionista viene de una gran infancia con muchos muñecos; luego, cuando creces, te das cuenta de lo que cuesta no abrirlos y tenerlos en una vitrina, pero a llegar a tu casa y verlos te sientes b bien”.

Actualmente posee 127 figuras, entre representaciones de Dragon Ball Z, Avengers (clásicos y actuales), Marvel Comics, Smack Down, Star Wars y la Liga de la justicia. Algunos los ha vendido; otros, regalado. Sus hijos se encuentran entre los principales beneficiados. “Ellos todavía no tienen noción de nada. Me han abierto muñecos, pero no me arrepiento, aunque sí duele, duele bastante”.


Para este comerciante guayaquileño, esto no es solo un pasatiempo ya que logró transformar su pasión en un negocio rentable. Hace cuatro años estaba en un local de juguetes y se imaginaba en una isla de muñecos. La instaló y el primer día vendió cerca de 400 dólares.

Su favorito es el Capitán América. “Me encanta porque no tiene esa fuerza extraterrestre o sobrenatural de otros personajes. Es más humano, más apegado a la realidad”. El preferido es uno que lleva un paracaídas, fabricado en 1974. “Este lo traje de Estados Unidos, me costó casi 90 dólares. Ahora me han ofrecido hasta 200 dólares pero no lo vendo”.

Batman es otra de las figuras importantes de su colección. Últimamente se ha puesto de moda gracias a las películas de Christopher Nolan y todo el mundo quiere uno, o así lo asegura Nader, quien posee algunos y mucha gente desea comprárselos pero tampoco los vende. “Me gusta el muñeco del filme The Dark Night, es totalmente negro. No es tan antiguo pero es el que más llama mi atención”.

El valor total de los muñecos que atesora Nader llegaría a los 8.000 dólares, según un cálculo estimado. El objeto más caro es una nave espacial de Star Wars, que le costó 350 dólares y por la que le ofrecieron 700.

A pesar de que se dedica a nutrir las colecciones de otros, Nader ni siquiera se plantea la posibilidad de vender la suya. “Prefiero vender camarón o pastelillos en la calle. Es intocable. No sé si el día en que muera mis hijos la vendan, pero antes no”.

Si de adquisiciones se trata, es un hombre que no se limita. Si ve algo que le gusta y que no es igual al resto, lo compra. Sin embargo, la nave de Star Wars le pareció costosa, “no creo que vuelva a pagar lo mismo por un muñeco, si fuera millonario no tendría limites”, comenta entre risas.

(*) Publicado en la revista Expresiones del diario Expreso, el 25 de septiembre de 2012.

El ITAE abrió su casa al público*


En el Laboratorio de Teatro, un salón pintado de negro ubicado en el interior del Centro Cívico, el grupo Muégano presentó su última producción: Ensayo sobre la soledad. Con esta función, el jueves inició la casa abierta del Instituto Superior Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE), evento que fue abierto con el Concierto del Equinoccio, producido por Schubert Ganchozo y los alumnos de la institución.
La jornada de exposición mostró permanentes de las carreras Teatro, Artes Visuales, Producción de Sonido y Música. En la edificación se puso al alcance del público trabajos de los estudiantes de pintura, fotografía y medios digitales. En el edificio ITAE, la feria abarcó la producción en escultura y grabado.
La especialización de Sonido expuso a los asistentes los implementos con los que cuenta en un recorrido didáctico con presentaciones programadas cada media hora, en las que se vio todo el proceso de grabación y mezcla de audio. En la casa abierta tuvo lugar el Concierto del Equinoccio. Diferentes grupos de alumnos dirigidos por Ganchozo probaron su aprendizaje en el Idiófono.
En Artes Visuales se observaron portafolios fotográficos, dibujos, grabados y pinturas que cubrían los salones. Además, afiches de las presentaciones del ITAE.
En el Laboratorio de Teatro hubo ejercicios escénicos con alumnos del segundo y tercer año. Un punto interesante fue la puesta en escena de Ensayo sobre la soledad. La obra, representada por segunda vez en la ciudad, estuvo antes en el Festival de Teatro Internacional de Manta.
Santiago Roldós, director de Muégano, sostuvo que esta creación sobre la infancia surgió al buscar opciones diferentes de diversión para los niños.
“Yo creo que la gente conecta muy bien con los dos tonos de la obra, tiene momentos muy cómicos y otros más bien sombríos. Los espectadores están muy dispuestos a entrar en ellos”, indicó Roldós. Agregó que no es muy común que las actrices, incluso en escena con mucha profundidad, se relacionen directamente con la audiencia. Destaca la buena aceptación que ha tenido hasta ahora. Para noviembre planea una temporada en la Sala Zaruma del Teatro Sánchez Aguilar.
La agrupación que dirige Roldós mantiene un vínculo estrecho con el ITAE, en donde ha encontrado un espacio que sigue intacto.
“Hemos hallado aquí nuestro espacio y experimentado, además de producir y madurar, nuestra propia dramaturgia, paralelamente a la generación de una escuela que hemos dirigido, básicamente, quienes formamos Muégano Teatro”.
Este proceso simbiótico de retroalimentación también ha tenido problemas, pero el saldo es positivo.
“Ha sido fundamental. Creo que hay un antes y un después del ITAE en la historia del arte de Ecuador”.
Recorriendo las exposiciones encontramos a Jenny Agudo, madre de familia. “Veo creatividad aquí, el arte no está tan difundido y hay tanto para explotar, esto es una muestra”, comentó. Personas como ella, alejadas del quehacer artístico, observaron las instalaciones con curiosidad, para convencerse del potencial presente. Agudo se planteó la posibilidad de que sus hijos estudien en el ITAE.

(*) Publicado en la revista Expresiones del diario Expreso, el 25 de septiembre de 2012.

20.9.12

Rafael Vargarruiz: "El lector debe entender que esto es un juego"*


El escritor nicaragüense Rafael Vargarruiz llegó a Guayaquil para presentar su libro Los haikus de la sangre escarlata y otros textos, en la Casa de la Cultura, núcleo del Guayas. Antes de retornar a su país, concedió una entrevista a EXPRESIONES.
Con movimientos lentos y un hablar pausado, saluda; tomamos nuestros lugares con “tensa calma” como quien se prepara para una batalla. Al ver la grabadora dice: “¡Dispara!”.
¿Se acuerda del momento en que empezó a escribir pensando en publicar?
Surgió de la amistad con uno de los mejores poetas nicaragüenses, Pablo Antonio Cuadra; él dirigía La Prensa Literaria, un suplemento del diario La Prensa. Ahí empecé a publicar, y lo sigo haciendo hasta la fecha. Otro buen poeta, Octavio Robleto, me empujó a publicar libros. Yo comencé tarde, mi primer libro, Lima Limón, es de 1985.
¿A qué lector apunta? ¿Piensa en sí mismo como su propio lector o pretende inventar un nuevo tipo?
Siempre hay algo propio que uno trata de comunicar, pero si no pienso en el lector, tal vez escriba algo demasiado complejo. Trato de ser sencillo sin perder cierto gusto mío por el barroquismo.
Ernest Hemingway decía que se sentía vacío, triste y feliz (al mismo tiempo) al terminar de escribir. ¿Qué siente usted?
Coincido, al terminar de escribir uno ha transferido una parte de su alma, de su experiencia. Te da una cierta nostalgia y al mismo tiempo la satisfacción de que lo has logrado.
Se dice que cada escritor construye su propio árbol genealógico. ¿Quiénes son sus influencias?
Son variadísimas, desde libros de caballería, como Ivanhoe, hasta las obras de los Dumas y El Quijote, que es la mejor novela que se ha escrito, lo tiene todo. De ahí los tres siglos de oro: el español, el francés y el inglés. El resto, fuera de los clásicos, es una recreación, volver a contar.
¿Ha vivido de otros oficios que no tengan que ver con la literatura o el cine?
Sí, ejercí la profesión de arquitecto pero en diseño, nunca en la construcción. Trabajé en el Ministerio de Planificación Urbana, luego en una oficina de arquitectos. Lo de la arquitectura fue un acuerdo con mis padres, para poder dedicarme a lo que quería.
En su escritura hay referencias populares contemporáneas en fórmulas antiguas como el cuento y la poesía. ¿Cómo llegan a usted estas referencias?
Yo estudié en Monterrey, México. Ahí recibí mucha influencia musical. A Nicaragua llegaron desde los tangos argentinos hasta boleros cubanos, todo eso yo lo viví desde niño, al igual que la música clásica.
Sus obras tienen títulos extensos. ¿Esto es un sello personal?
Sí, lo es, pero es algo que salió de pronto. En algún momento comenzaron a ser cada vez más largos, no los busco a propósito.
Nicaragua es un país con una larga historia política. ¿Alguna vez sintió la necesidad de ser un escritor comprometido?
Yo creo que la mayoría de los escritores fuimos comprometidos, sobre todo contra la dictadura de Somoza. Hay varios poemas míos que tienen que ver con eso. El primero que publiqué, ¿Es este un año nuevo?, trata sobre los problemas del campesinado de la época.
Roberto Bolaño decía: “Mi proyecto literario y mi vida están confundidos, son uno solo”. ¿Es este su caso?
Definitivamente, leyendo se conoce a un autor.
Usted es su propio personaje, ¿cómo funciona esto? ¿Cree que esta inmersión afecta de manera especial a los lectores?
El lector debe entender que esto es un juego, a ratos me burlo de mí mismo. Ya lo hizo Cervantes en su novela.
Una pregunta gastada pero necesaria, siguiendo la línea de la crisis de los grandes relatos, ¿cree que la novela ha muerto como género?
No, ha cambiado como género. Ya la novela clásica rompió sus esquemas, estamos más allá, en el meta-arte, por decirlo de alguna manera.
¿Qué proyectos tiene ahora mismo?
Un libro llamado Cortándome las venas con Gillette sarrosa mientras escucho boleros en discos de acetato; tengo un guion llamado La espera, que quiero repetirlo porque se perdió; y el libro de Haikus sobre Argentina. Esas tres cosas están sobre el escritorio, siguen escribiéndose.

(*) Publicado en la revista Expresiones del diario Expreso, el 20 de septiembre de 2012.

18.9.12

Susy de Carló, entre muñecas y navidades*


Tan impecable y arreglada como una de sus muñecas, Susy Allieri de Carló habla de su afición. En sus palabras se refleja una ternura de madre que protege con fiereza el nido. O sería mejor decir trescientos nidos, porque además de muñecas Barbie, ella ha logrado reunir más de 360 nacimientos navideños, los cuales, vistos desde cierta óptica, dan la impresión de ser pequeños nidos desde donde se gesta el destino del mundo.

“Las personas que visitan nuestra casa se animan a hacer su propia colección”, dice Susy mientras nos sentamos en su sala, donde infinidad de adornos cubren cada pared, pequeñas figuras de porcelana asoman por entre las mesas y las sillas recuerdan al rococó de la realeza francesa. En esta casa se respira magia.

Un Elvis Presley de 30 centímetros convive junto a uno de los vampiros de la saga Twilight, más allá Romeo y Julieta amándose en miniatura bajo los atentos ojos de la Batichica y de la Mujer Maravilla. Son microrrelaciones mágicas que se forman bajo el manto de la cotidianidad.

La Barbie, creada en 1959 por la compañía estadounidense Mattel, ha tenido más mutaciones de las que pueden verse en X-Men.

“No supe cuándo comencé a coleccionar las Barbie. Se las compraba a mis hijas y no dejaba que sacaran de las cajas las más bonitas; entonces poco a poco fueron agrupándose y noté que tenía una colección”.

Mientras las demás muñecas terminaban despeinadas y desvestidas, las favoritas de Susy aún hoy se mantienen regias. Sus hijas nunca montaron una rabieta ni se sintieron coartadas en sus juegos. Todo lo contrario: compartían el gusto de admirar a las Barbie en su cajita.

Susy no es de las que recitan de memoria todos los datos acerca de su afición. Su relación con las muñecas y los nacimientos es más emocional, no la gobierna un sentido de la competencia que nuble sus primeras intenciones.

Las primeras muñecas las compró en Guayaquil; luego las adquirió en otros países, porque acá no se conseguían más. Ahora no es solo ella la que compra, sino también sus hijas y su esposo.

El gusto por los nacimientos también nació de manera espontánea, “comenzó porque me gustaban los detalles, los adquiría o me los regalaban, se acumularon y ahora tengo dos vitrinas y estoy por llenar otra”.

La colección aumenta. El año pasado trajo de Italia un nacimiento con piezas movibles, fabricado por una familia que lleva tres generaciones haciéndolo; ese solo lo expone en Navidad. Además, posee uno de marfil, que no se encuentra en el mercado porque está prohibida su comercialización. Los hay de diferentes temas y tamaños. Si la familia de Susy siente esta Navidad un impulso por lo minimalista, se exhibirá el nacimiento hecho con granos de arroz que cabe en la palma de la mano de un niño.

Si Guayaquil pasa por una ola de frío, emplearía motivos esquimales o el que incluye hombres de nieve. Incluso podrían pasarla todos en la piscina, ya que hay un nacimiento de patitos de hule.

“No tengo un cuidado especial con ellos, los guardo en vitrinas. Solo una vez tuve un accidente: se vino abajo una de ellas, pero solo se dañó un nacimiento… En cuanto a las muñecas, no he perdido ninguna; mis hijas tampoco, son respetadas”.

Entre las muñecas Barbie mejor cotizadas están las de porcelana de producción limitada. De una solo se hicieron 4.000 modelos; de otra, 10.000. “Las conseguí en el exterior. Las compré porque me gustaron y recién en el aeropuerto, cuando pasamos por migración, nos dimos cuenta de qué estaban hechas.

Pasaron la maleta de mano una y otra vez y ahí nos enteramos de que eran de porcelana. Eso fue hace dos años. Son las más destacadas porque son las más difíciles de conseguir”. También son las más caras, aunque Susy le resta importancia al valor monetario frente al de los sentimientos.

“Cada muñeca tiene una historia y su motivo. Cuando se es coleccionista, uno quiere que aumente el número, no venderlas. Sigo comprando y a veces me regalan. La última que adquirí fue una vestida de novia, el año pasado en la tienda de Mattel en Los Ángeles”.

Entre el cine y la cultura popular hallamos representaciones de los Picapiedra, la familia Adams, los Monster, Lucille Ball y Desi Arnaz, Marilyn Monroe, James Bond y los actores de Lo que el viento se llevó y el príncipe William de Inglaterra.

Sus colecciones las heredará quien guste de ellas y deja abiertas las posibilidades.

Renato, su esposo, es conocido por sus autos y su cuarto temático de Coca-Cola. A una de sus hijas, Renata, le fascina la numismática. Reunir y atesorar objetos parece ser una tradición familiar.

Ignora el número total de sus Barbie. “No las he contado; las compro y me las regalan, pero no las cuento, aproximadamente debo tener 70”.

(*) Publicado en la revista Expresiones del diario Expreso, el 18 de septiembre de 2012.

14.9.12

Tercera edición del festival Cerros Vivos*


Comparsas, espirales de danza y tambores, teatro y música se tomarán el mirador y las canchas del cerro San Eduardo, en la ciudadela El Paraíso, en el marco de la tercera edición del Festival Cerros Vivos. Organizado por la agrupación ThAMÉ Teatro de Artesanos, el encuentro será mañana entre las 11:00 y las 17:00. La convocatoria es abierta y los asistentes podrán unirse a las actividades, entre ellas, la realización colectiva de un mural temático.

“Lo que estamos haciendo es un evento cultural para enfocar la atención hacia ese cerro y así la gente se comprometa a cuidarlo”, dijo Xavier Blum, artista visual y de medios escénicos, quien se unió a esta propuesta el año pasado.

Con la intención de crear una eco-cultura en Guayaquil, la iniciativa surgió hace dos años con ThAMÉ, un colectivo de artes escénicas e integrales creado en el 2006 por Julio Huayamave y Mariuxi Ávila. “Creemos en espacios donde convergen las artes y el espíritu de una manera original y con entrega, teniendo como objetivo valorar los saberes ancestrales y el respeto por la naturaleza”, afirmó Ávila. “Nos dimos cuenta de que el cerro en realidad es un paraíso en medio de la ciudad, lastimosamente abandonado; desde nuestro quehacer artístico comenzamos a llamar a amigos y les contamos, y así se fue creando el festival”.

En la última edición se pintaron más de cincuenta murales, en un trabajo colectivo. Blum expresó que para su elaboración han trabajado con la escuela Billiken y el colegio Palestra, ambos ubicados en la ciudadela El Paraíso. “El diseño no es solamente de los artistas sino que nos hemos reunido con los niños y jóvenes para hacerlo en común acuerdo... Es un gran avance trabajar con la comunidad interesada”, aseveró.


Al mismo tiempo se llevará a cabo una ecoferia en la que diferentes productores traerán sus artículos como conservas, comida orgánica, trabajos en caña, artesanías y longboards (patinetas largas). “Todo trae una relación de conservación y reciclaje, de mirar productos alternativos para nuestro consumo. Vamos a tener cometas, estamos en lugar y el tiempo ideal para volarlas, y queremos terminar el mural que tiene como tema al cerro”, contó Ávila.

A las doce del día se hará la espiral de danza y tambores, de manera ceremonial, en la que están invitadas bailarinas de danza tribal, afro y de fuego. El Dúo Benavides se encargará de la parte musical con tambores. Tras la presentación de danza se dará la intervención de los músicos Mucho Mungo, Rey Camarón, La Quijada Manabita, Bo, Fabrikante, Jahvé, entre otros.

Para Fabrikante, quien cataloga a su música como orgánica, puesto que todos los sonidos los hace con la boca, la nariz y la garganta, esta es la segunda vez que participa. “Conocí a ThAMÉ y ellos me invitaron, el lugar tiene una vista hermosa, un ambiente tranquilo y absorbente. La primera vez que toqué había gente de toda edad y casi todos se pusieron a bailar, fue mágico, una especie de trance místico en la naturaleza”, concluyó.

El cantautor Rey Camarón también participa por segunda ocasión; más que por promocionar su trabajo, lo hace por “la oportunidad de tocar en un lugar bonito y natural; la iniciativa es muy buena ya que da ideas de otro tipo de diversiones al aire libre”, comentó.

(*) Publicado en la revista Expresiones del diario Expreso, el 14 de septiembre de 2012.

13.9.12

Andrea Vela y la Orquesta Sinfónica de Guayaquil*


La Orquesta Sinfónica de Guayaquil, en su decimosexto concierto de temporada, ha invitado a la directora quiteña Andrea Vela para homenajear al Colegio Americano de Guayaquil en su septuagésimo aniversario. El concierto se realizará hoy, a las 19:30, en el Teatro Centro Cívico Eloy Alfaro. La entrada es gratuita.

Con una maestría en Dirección de Orquesta del Conservatorio de Shanghái (China), Andrea Vela actualmente dirige la Orquesta Sinfónica de Loja.

El concierto incluirá tres obras: la Obertura Festival de Primavera, de Li Huan Zhi; la Sinfonía n°2, de Jean Sibelius; y el Apamuy Shungo, del ecuatoriano Gerardo Guevara. Esta será la quinta ocasión en que Vela trabaja en conjunto con la Orquesta de Guayaquil.

La directora promete una velada interesante, con obras de distintos estilos, primero presentará la del compositor chino Li Huan Zhi. “Es muy conocida, tiene mucha alegría, es una obra rápida, con un tema contrastante en la mitad, más lírico”, comentó Vela.

Se trata de un estreno en Guayaquil, aclaró la directora y afirmó “pensé que sería refrescante para la agrupación interpretar algo nuevo y también para el público escuchar una obra que nunca se ha oído aquí”.

Luego continuará con la sinfonía de Sibelius, que contrasta con la primera obra por su carácter un poco más pesado. “Requiere de mucha madurez técnica e interpretativa para lograrla de una manera correcta, que lleve un mensaje al público”.

Al final se presentará el Apamuy Shungo, un ritmo ecuatoriano de carácter alegre y mucha vida; el nombre significa dame el corazón, en quichua.

Pese a que el repertorio es complejo, los músicos han respondido de manera rápida. “Siento que tengo una afinidad positiva con la orquesta”, aseveró. “Esta es una experiencia motivante, la orquesta es muy buena, tiene un excelente elemento artístico, musical y humano”.

Pero Andrea tuvo que recorrer un largo camino para llegar hasta donde está ahora. Primero estudió violín en el Conservatorio Nacional de Música en Quito; luego obtuvo una licenciatura en los Estados Unidos y consiguió una beca para la Maestría de Dirección de Orquestas en Shanghái. Una vez graduada, regresó y llegó a ser directora titular de la Orquesta Nacional entre el 2007 y el 2010. Ha hecho seminarios en Hungría, Israel y Estados Unidos.

“El factor de ser mujer no me ha afectado con mucho peso”, expresó Vela acerca de abrirse paso en una profesión considerada solo para hombres. “Soy la única mujer que dirige una orquesta en Ecuador, pero poco a poco se está abriendo el podio”. Aseguró que se requiere de mucha estabilidad, no solamente técnica y musical, sino también psicológica, ya que se trabaja con grupos de 80 a 90 músicos.

Entre otros proyectos, recién estuvo en Chile dirigiendo la Orquesta de la Universidad Católica de Chile y para el próximo año tiene una invitación a Shanghái y otra a Venezuela.

Narcisa Mora, relacionista pública de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, y quien acompañó con ánimo la entrevista, destacó que la invitada “es muy querida por toda la orquesta, la ven como algo refrescante y nuevo. Se siente en el ambiente”. Esta noche, sin duda, se vivirá una fiesta de la música.

(*) Publicado en la revista Expresiones del diario Expreso, el 13 de septiembre de 2012.

12.9.12

Fiartes-G, una reflexión sobre el ser*


Doce días duró la celebración por los quince años del Festival Internacional de Artes Escénicas en Guayaquil (Fiartes-G). Fue organizado por la Corporación Zona Escena y realizado en dos sedes: el Teatro Centro de Arte (TCA) y el Instituto Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE), desde el 30 de agosto hasta el 10 de septiembre. La entrada a los espectáculos fue gratuita.

El Fiartes-G aporta mucho más que espectáculos y luego de quince años se ha ganado una identidad al pensar en el futuro del teatro. Este año fue un punto de encuentro de agrupaciones fundamentales, con obras que invitaron a repensar el cuerpo con una línea común de resistencia.

Entre los invitados estuvieron grupos con décadas de labor escénica como Yuyachkani, de Perú; Las Patronas, de México; Mapa Teatro, de Colombia; y Teatro Delle Radici, de Suiza. Estas agrupaciones, junto a Daniel Aguirre, de Bolivia, y Maico Silveira, de Brasil, más los colectivos nacionales Teatro del Cielo, El Muégano Teatro, Palo Santo, permitieron entender formas singulares de hacer teatro.

Jorge Parra, director artístico del Fiartes-G, comentó que la gratuidad fue por partida doble: “por los impuestos, ya que tenemos que hacer una inversión muy grande para acceder a los permisos, y porque valía la pena en el marco del aniversario; pensamos que eso provocaría que venga más público y lo conseguimos”.

La presencia masiva, en un principio influida por la gratuidad, “se reveló genuina en el transcurso del festival”, afirmó Bertha Díaz, encargada del Departamento de Teatro del ITAE, quien vio un público “disponible y abierto a dejarse tocar” por los planteamientos de esta muestra.

A más de las presentaciones se hicieron dos conversatorios con directores y críticos del quehacer teatral. “Aparte de espectáculos y talleres, es una buena idea que se hagan mesas de discusión y de reflexión”, expresó Jaime Gómez Triana, teatrólogo del Instituto Superior de Arte de La Habana, y quien ha acompañado al festival desde hace siete años.

La primera de las sesiones fue dirigida por el cubano, junto a directores participantes del festival. La segunda fue moderada por Bertha Díaz, y estuvieron el crítico ecuatoriano Santiago Rivadeneira, de la revista El Apuntador; Maico Silveira, teatrista brasileño del Colectivo y Revista El Sótano; y Gómez Triana.

Se habló de las diferentes maneras de hacer este oficio y las estrategias de producción y creación. El auspicio, los temas y miradas son distintos pero hay un punto de unión en la preocupación por la realidad. El caso de Teatro Delle Radici, dirigido por la creadora argentina Cristina Castrillo, muestra “cómo se conectan la manera de pensar y hacer teatro con los problemas contemporáneos de la identidad, la soledad, la razón de ser del individuo”, concluyó Gómez Triana.

El boliviano Daniel Aguirre mostró al público todo lo que puede hacer un actor en escena y, en esa misma línea, el brasileño Maico Silveira partió desde lo unitario en la representación para romper esquemas. Silveira, con su obra titulada El día que aprendí a decir no, hizo gala de grandes dotes actorales con un manejo innato de la improvisación.

El Montaplatos dirigida por Jaime Tamariz fue la única obra del programa que no se presentó. Parra explicó a EXPRESIONES que el actor de Daemon Producciones, Alejandro Fajardo, fue intervenido en una clínica el lunes por lo que se canceló la función.

Bertha Díaz confió en la respuesta diaria del público. Además de los aplausos rescató la interacción entre asistentes y actores, ya que con frecuencia hubo intercambios de comentarios y preguntas. Esto deja ver el interés y sobre todo la “eficacia de la curaduría”, en palabras de Díaz.

“Las propuestas variaron y entre el dinamismo de los colectivos extranjeros, se notó el gran nivel escénico de los grupos del país”, comentó Daniel Lucas, estudiante de Comunicación Social de la Universidad Católica de Guayaquil.

“Las funciones se realizaron con pocas interrupciones de parte del público. Sin embargo, a comienzos del festival hubo gente que rechazó de plano los planteamientos y se retiró de la sala”, aseguró Leira Araújo, estudiante de la licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad Espíritu Santo, quien concluyó: “Esto demuestra que falta en nuestra ciudad conocer más las manifestaciones escénicas y respeto al apreciarlas”.

Zona Escena ya está recibiendo material para el próximo año. Pronto se espera una reunión de los organizadores para definir si habrá una línea común o se buscará diversificar las propuestas. Fiartes-G es ya un referente en la reflexión sobre las artes y una plataforma alternativa al mercado artístico.

(*) Publicado en la revista Expresiones del diario Expreso, el 12 de septiembre de 2012.