19.7.15

Escritoras en la feria del libro*

Piedad Bonnett y Mónica Ojeda
Narrar el fin

Ya sea porque escribir es su forma de estar en el mundo, porque es su trabajo y deben volver a él, o porque necesitan exorcizar la pena, son muchos los escritores que han recurrido al desolador género de las memorias del duelo. Autores como Rosa Montero, Joan Didion, Héctor Abad Faciolince, Peter Handke, Paul Auster o Julian Herbert han usado la literatura para entender lo que significa perder a alguien cercano y a la vez sostenerse de su recuerdo.

Para Piedad Bonnett, quien reflexiona sobre la vida y la muerte de su hijo Daniel en Lo que no tiene nombre, la literatura existe en tanto da vida. “Vuelvo tercamente a lidiar con las palabras para tratar de bucear en el fondo de su muerte, de sacudir el agua empozada, buscando no la verdad, que no existe, sino que los rostros que tuvo en vida aparezcan en los reflejos vacilantes de la oscura superficie”, escribe la escritora colombiana al comienzo de su libro.

Esta prolífica autora, quien ha publicado varias novelas y volúmenes de poesía, estará conversando durante la próxima feria del libro sobre los mecanismos para narrar la muerte haciendo literatura, sin convertirla en retórica ni caer en el sentimentalismo.

Reescribir los mitos nacionales

Al igual que buena parte de la obra de la consolidada escritora quiteña Gabriela Alemán, la primera novela de la guayaquileña Mónica Ojeda reconstruye ciertos mitos que dieron forma al Ecuador actual. En La desfiguración Silva, que ganó el Premio ALBA de Narrativa 2014, Ojeda hace que sus personajes inventen a un miembro más de los tzántzicos, aquel movimiento político y literario que, como su nombre prefiguraba, redujo la muy bien acomodada cabeza de la cultura en los años sesenta.

Pero esta no es una novela histórica, sino –también como en algunos libros de Alemán– el encuentro de la identidad como ficción y otras estrategias para narrarla, como el cine. Ojeda, quien da clases de literatura en la Universidad Católica de Guayaquil y termina un doctorado sobre el concepto de pornoerótica en varias escritoras latinoamericanas, participará en sendas mesas sobre la producción literaria actual en el país y los modos en que se conjugan el cuerpo y la escritura.

(*) Publicado en La Revista, suplemento dominical de El Universo, el 19 de julio de 2015.