20.11.12

Santiago Roldós cuestiona el valor de la soledad*

Una tragicomedia escrita y dirgida por el dramaturgo guayaquileño que aborda los sucesos de la infancia.

"Voy a tener un teatro pintado de negro en un lugar donde a nadie le importa", es uno de los diálogos que se dice en Ensayo sobre la soledad, la más reciente obra de la agrupación Muégano Teatro. 

Esta frase, que levanta risas entre el público, es también una fuerte autocrítica: la puesta en escena de esta producción sobresale por la ausencia de color, y Guayaquil no es precisamente una meca de las artes escénicas.

Escrita y dirigida por Santiago Roldós, con la actuación de Pilar Aranda, Marcia Cevallos y Aída Calderón, Ensayo sobre la soledad inicia su temporada en la Sala Zaruma del Teatro Sánchez Aguilar, del sábado 17 de noviembre al domingo 2 de diciembre.

Presentada este mismo año en el Festival Internacional de teatro de Manta, en el FIARTES de Guayaquil y en la Casa Abierta del ITAE, la creación de Muégano presenta algunas variaciones que responden, a decir de Roldós, "a la necesidad de profundizar en los conflictos, ya que una obra de teatro, normalmente, contiene muchas otras más que, debido a la mecanización y la repetición, suelen quedarse invisibles".

En Muégano apuntaron inicialmente a crear una obra para niños, quienes carecen de opciones de diversión libre de consumo. En el camino, Ensayo sobre la soledad se transformó en una indagación sobre la infancia.

"Hace falta una relación no clientelar con los espectadores. Doy el ejemplo de La Candelaria (grupo teatral de Colombia), cuando dijeron que el nuevo teatro colombiano sólo surgiría si lograban crear un nuevo tipo de público, maduro y exigente. Entonces, tiene sentido pensar, con respeto y la mayor inteligencia, que la cultura teatral nace desde temprana edad."

El teatro es una experiencia que solo queda impresa en la memoria, es irreproducible. A diferencia de otro tipo de discursos como el ensayo o la literatura, lo efímero del teatro es "muy similar y sintético en relación a la infancia, que esencialmente es el lugar de aprendizaje de la renuncia y la despedida".

El minimalismo de la escenografía contrasta, también, con otras producciones locales. Según Roldós, hacen un teatro "con gran economía de medios, que apuesta a una enorme riqueza emocional e intelectual", esto bajo la premisa fundamental de divertir a la vez que subvierten. 

De allí que se mencionen como influencias a Les Luthiers, Bugs Bunny y Brecht, pues, hay un interés en las experiencias vitales más que en la estética y sus efectos. "Si Bugs Bunny es un referente, no lo es sólo en tanto su estética o sus efectos, sino que remite a cómo llenaba los espacios de soledad de mi infancia".

Una obra de teatro es esencialmente una pregunta, afirma Roldós, y en esta pieza se cuestiona el valor de la soledad con momentos cómicos y otros, más bien, sombríos. Entre estos últimos está cuando una de las actrices dice: "lo más divertido es jugar a morirse", una cita textual oída en un parque a un niño. El sentido del humor que se maneja es el de la provocación.

"La comedia es el género político por excelencia, de ahí que sea tan terrible que la comedia hegemónica en Ecuador esté al servicio del poder y los prejuicios", asevera el director. La política de Ensayo sobre la soledad es la de los afectos, nunca en el sentido degradado de la lucha electoral, por poner un ejemplo. Podría decirse que Guayaquil vive un boom del teatro, con presentaciones cada semana. Ante la interrogante de si pasamos por una moda, Roldós piensa que "igual disfraza una necesidad vital. La cuestión de la madurez del teatro es una pregunta sobre la madurez de la sociedad, y de la autocrítica a la que está o no dispuesta a generar. Espectador teatral es alguien capaz de mirar con extrañeza y criticidad su cotidianidad". El tiempo nos lo dirá.

(*) Publicado en el diario Hoy, el 20 de noviembre de 2012.

11.11.12

Un Frankenstein teatral en blanco y negro que da risa*


La obra que se presenta en el Teatro Sánchez Aguilar, expone al mítico personaje con una dosis de humor y eclecticismo 

Al son del Bolero de Ravel, un coro de 14 personajes vestidos de negro con batas blancas baja por los escalones del teatro. Dividido en dos grupos, el coro se desplaza lentamente, mostrando al público, fila por fila, expresiones faciales exageradas junto a movimientos corporales repetitivos y descoordinados. Es el inicio de la primera escena de Frankenstein, la obra teatral que se presentará en la Sala Principal del Teatro Sánchez Aguilar en Guayaquil.

La productora Daemon trabajó una vez más en conjunto con el TSA y, en esta ocasión, con la colaboración de la Universidad Casa Grande. Más de 70 personas estuvieron involucradas en su realización y, a pesar de la publicidad y varias presentaciones de promoción, la obra ha sabido mantener sus secretos para sorprender a los espectadores. Sin embargo, por boca de Jaime Tamariz, director y productor, se sabe que hay un castillo de tres pisos, además de música original interpretada en vivo, incluso con un piano de cola que permance en escena. 

El Frankenstein de Daemon es, en palabras de la productora y encargada de la dramaturgia, Denise Nader, un reflejo de la criatura en sí misma, por lo fragmentada, caótica y divertida. Además, es el fruto del mestizaje de influencias muy diversas. En ese sentido, Tamariz comentó: "Se nota su cualidad ecléctica. Partimos de la película Young Frankenstein (Mel Brooks, 1974) para hacer un homenaje al cine de terror de la década de los treinta, sin alejarnos de la obra original de Mary Shelley". 

Brooks hizo una parodia de la obra literaria original, pero también rindió tributo al cine expresionista alemán. Nader afirma que se mantuvo el humor del filme pero como "elemento narrativo, expresivo de la realidad y de los sueños, se puede contar algo muy serio con humor y no empequeñecerlo un ápice".

El coro, que rompe la cuarta pared al surgir de entre los espectadores, marca la pauta para la ruptura y las exploraciones, características del trabajo de Tamariz. Al aporte de Brecht se suma el de Meyerhold con su biomecánica. La gestualidad de los actores supuso comunicar con el cuerpo. Por otro lado, resulta irónico que, tomando en cuenta que el expresionismo alemán fue una manera de crear sin recursos usando el ingenio para lograr efectos dramáticos y no decorativos, esta producción actual no escatime en gastos para reproducir lo que otros hicieron sin mayor financiamiento. 


"Esta historia busca intensidad, es una revisión de varias versiones en búsqueda de algo más personal. No estamos buscando realismo", aseveró Tamariz. La puesta en escena es, en su totalidad, en blanco y negro, lo cual favorece la expresión, pero fue mucho más laborioso para efectos de la producción. 

Alberto Pablo Rivera, quien personifica a la criatura, cuenta que no se ha creado un monstruo para asustar. Para preparar su personaje, el actor dijo tuvo que apagar su mente y reaccionar a las situaciones como si fuera un niño, volver a tener la capacidad de sorprenderse. 

Entre los actores hay tres españoles con una trayectoria en Madrid en televisión, teatro y cine: José Burgos, que ya vino para hacer arte, y también actuó en El Montaplatos y ahora será el Doctor Frederick Frankenstein; Ana Morgade, que vino para ser asistente de dirección en arte y ahora es Inga; y Paula Galimberti, que será Elizabeth, la novia del Doctor. 

Los actores ecuatorianos son: Marina Salvarezza (Frau Blucher), David Reinoso (Burgomaestre Kampf), Alejandro Fajardo (Igor) y Pablo Rivera. "Interpreto a dos personajes con los que exploro bastante -dice Reinoso, conocido por su labor en el programa humorístico Vivos-. La obra tiende a la hilaridad, algo que no es tan distinto al trabajo que he desempeñado".

Las actrices españolas coinciden con él, las improvisaciones fueron comunes: "partiendo desde el texto para hacerlo crecer a un punto en donde nos encontramos cómodos y hace bien a la obra", añadió Galimberti. 

Por su parte, Marina Salvarezza, originaria de Italia y residente por largo tiempo en el país, aseguró indentificarse más con la estética de la obra fue. "Me identifico con la forma original del expresionismo. Creo que soy la más alemana del proceso… Los padres deberían venir con sus niños. Es un espacio ideal para compartir".

(*) Publicado en el diario Hoy, el 11 de noviembre de 2012.